domingo, 8 de septiembre de 2013

Siete años de camino juntos.

El punto de partida ...


Mi buen amor: 

No; no es como al principio. Después de tanto trecho, hay cosas diferentes. Por ejemplo, la intimidad ha madurado, se ha vuelto más profunda y sincera. 

A tí ya no te alarman mis escasas rabietas, ni a mí me desconciertan tus alarmas. Cada vez es más patente que no necesitamos estar juntos para ser felices, pero la apuesta para ser felices juntos permanece. Es ésta una regla prodigiosa. 

En el amor dinámico no hay seguridad ni puede haberla. Recordando ideas de  Krishnamurti, dinamismo y seguridad son conceptos enfrentados. Pero si no hay seguridad, tampoco hay desgaste por costumbre. Hay depuración, y esto es bien distinto. 

La mirada fresca hace imposible el aburrimiento: el otro siempre guarda una parte de apetecible misterio cuando sabes que nada es estático ni constante. En el momento en que uno cree haber llegado al fondo de otros ojos, descubrir que el viaje continúa es el mejor regalo.

La destilación lenta augura la buena esencia, y en la savia de la poda rezuma la fuerza del amor. 

Amarte es para mí la forma más constante de seguir creciendo, y descubro en tu espejo formas para ser mejor. La admiración es mutua, lo sé.

Hoy quiero darte las gracias por ser el mejor de los compañeros, y por tan magnífico recorrido juntos. Recuerdo que soñé contigo, aunque tenías mi rostro. Precisamente en esto descifré el mensaje: el hombre destinado a llenar mi corazón podría reflejar mi alma en el suyo. 

Eres grande.

Te estoy queriendo. 






Mariaje López.








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