miércoles, 20 de mayo de 2015

Viajes Barrera, a la carrera.



Nuestra chapa insignia.



Tengo un amigo que, desde hace varios años, organiza excursiones temáticas y viajes para sus amigos. Éstos son tantos, que no sólo llena con ellos un autocar grande en un santiamén, además hay lista de espera con los que quieren y no pueden ir. El que no se espabila tiene que aguardar a la próxima ocasión, y no espabilar aquí significa a veces tardar un día en apuntarse. Por eso mi amigo es tajante en respetar el orden de inscripción. 

Bernardo tiene un apellido que no le retrata en absoluto: Barrera. Y digo que no le retrata porque he visto a pocos individuos tan echaos pa'lante como el susodichoTendría mucho que contar, pero vamos al asunto que nos ocupa; y que son estos viajes que pasa meses organizando, porque mover a sesenta personas sin ser profesional del ramo, y hacerlo bien, tiene su miga. No sólo mueve al personal: selecciona destinos de la geografía patria, busca los mejores hoteles en relación a su calidad/precio, negocia los presupuestos finales rascando todo lo que puede, consigue los guías más cualificados, elige unos menús espléndidos de ver y gustar, convence a los hosteleros de las ventajas de obsequiarnos con un chupito en la comida y otro en la cena. Si se niegan -que los hay-, insiste; encantadoramente, pero sin aflojar. La perseverancia de Bernardo es el azote del sector; si no lo consigue es porque ha dado con el mismísimo Harpagón.* 

miércoles, 13 de mayo de 2015

Ventanas.






Brillan al anochecer, como como párpados indolentes que destapan sus secretos, como pupilas que se vuelven ciegas para ser miradas.

Ventanas que fascinan, que inquietan, que conectan con mundos aleatorios y asiduamente propios. Contrapicados de lámparas, esquinas de estanterías y armarios, voces, músicas, siluetas. Ventanas, ojos de la casa, del hogar que nutre y preserva, o también —ay— del infierno más virgen.

Mi niñez desmochada buscando siempre el hogar amable, seguro, nido de rumores ocultos y de fuego amigo, templo donde el estrépito se arrodilla fuera, ante sus puertas.

martes, 12 de mayo de 2015

Amnesia.






Ponía tanto empeño en anularse, que su única esperanza era perder del todo la memoria para dejar de ser ella misma. Sólo siendo otra persona se daría licencia para reconquistar su identidad perdida.





Mariaje López.



Si lo deseas puedes dejar un comentario.