miércoles, 17 de mayo de 2017

Crónica de Beatricia en Valencia.






A qué negarlo: presentar Beatricia en Valencia igual que lo habíamos hecho en Madrid, Barcelona o Bilbao, resultó muy complicado. Eso no impidió que se produjeran grandes momentos, y que en lo privado constituyera un cúmulo de regalos emocionantes para mí. Lo mejor: las personas que me acompañaron en el proceso. No tengo palabras para agradecer a Osvaldo Sánchez Correa su entusiasmo, su cariño y apoyo, y el obsequio que nos hizo a Beatricia y a mí, pues la magnífica actuación de The Kojaks corrió por cuenta suya. No hubo forma de declinar su ofrecimiento. Lo mismo digo del exquisito Eugenio Mira, atento siempre a cualquier necesidad ajena que pueda atender. 





La fecha se acercaba y seguíamos sin Merilio. Cuando por fin apareció, casi no me lo podía creer. No iba desencaminada, porque un día antes Pau Vercher me escribió para decirme, con gran disgusto por su parte, que le habían cambiado una actuación que tenía por la mañana a horario de tarde, y que coincidía con la presentación del libro. De nuevo estábamos sin Merilio y sin tiempo para buscar otro. Para entonces lo que sí teníamos eran dos presentadores, porque a Osvaldo se había unido José Miguel Rodriguez Matos, —puertorriqueño también— filósofo, educador y escritor. "Duerme tranquila", me escribió Osvaldo la noche previa al evento, "Todo saldrá muy bien". Ya había decidido él que Valencia no podía quedarse sin Merilio... así que tendría el suyo, uno algo más bajito que Pau, con peor vista y más veterano. Osvaldo se pasó casi todo el día tratando de meterse en la piel del hombre del sombrero naranja. ¿Comprendes ya, amigo que me lees, la calidad personal de este poeta caribeño afincado en Valencia? Y encima es divertido como él solo. 




Llegó la hora del ensayo. Llegó la hora de la presentación. Pasaban cinco minutos de la hora y allí no estábamos mas que los del equipo, los músicos y los libreros. Me acerqué al mostrador:
—Esto no me había pasado hasta hoy. 
—Los valencianos tienen la costumbre de llegar siempre tarde a las citas. 
—Bueno, si me lo dice un nativo... habrá que creerle. 





Al poco empezaron a llegar. No es que atiborrasen el local, pero al menos una veintena de personas estábamos. Lo pasamos bien. El librero, que lo grabó todo en directo para la red, contento, y nosotros también. Los presentadores de auténtico lujo, emotivas las palabras de Osvaldo, bellísima y profunda la interpretación que de la novela hizo Rodríguez Matos, Amparo Ballester de The Kojaks nos dejó maravillados con su talento y su portentosa voz. Y Osvaldo de Merilio, haciéndolo increíblemente bien. Más, habida cuenta del poco tiempo que tuvo para prepararse.






Los asistentes nos felicitaron. Que se iban encantados. Miguel Ramón me trajo una rosa de chocolate, y me regaló tres libros de cuentos bellamente ilustrados. Rosa Martí vino desde Barcelona, y Tere de Alcira. Y con parte de su familia, estuvo también el diseñador de la portada de Beatricia, Nacho Lledó. 

Algunos nos fuimos después de cena, en total 12 como los apóstoles, con nuestro Merilio al frente. 
Tendremos que volver otro día a por esa paella al fuego de leña que nos prometió Osvaldo. 
Que sea pronto.  Aquí dejo vídeos de las canciones: Life on Mars y Starman, de Bowie, y Sittin' On de Otis Redding. 












Mariaje López.  








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